Los trenes de las líneas de metro disponen de control de la temperatura, la cual está monitorizada tanto dentro del tren como de forma remota desde el centro de control y los talleres de mantenimiento. A excepción de los trenes más antiguos que se encuentran en L4 y L11, que sólo se pueden monitorizar desde el tren. En cumplimiento de la normativa ferroviaria europea, la temperatura de consigna es dinámica y está condicionada por la temperatura exterior. De este modo, se pretende minimizar el salto térmico entre el interior y el exterior para evitar problemas de salud a la población más vulnerable. Antes del verano se realiza una revisión de mantenimiento específica para dejar los equipos en óptimas condiciones.

Asimismo, en los autobuses se dispone también de control de la temperatura. Respecto a la temperatura de consigna, se dispone de consignas fijas en buses antiguos (de motor térmico), mientras que en los eléctricos se aplica una curva adaptativa en función de la temperatura exterior.