Accions per la Sostenibilitat
Preguntas frecuentes
¿Qué tipo de Acciones corresponden a cada ámbito prioritario?
Las Acciones se identifican según 10 ámbitos de intervención prioritaria del Compromiso Ciudadano por una Barcelona + Sostenible, que son:
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La emergencia climática
Ante el aumento de temperatura media anual en Barcelona, hacen falta medidas urgentes de mitigación; reducción de emisiones de CO₂.
También medidas de adaptación a las consecuencias del cambio climático, relacionadas con la conservación, protección y restauración de los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros y oceánicos, así como de la biodiversidad, relacionadas con el agua, como almacenamiento de agua, la conservación de la humedad del suelo y el riego para adaptarse a situaciones de sequía, evitar inundaciones, y aquellas relacionadas con el suelo y la comida, como las mejoras de cultivos, diversificación agrícola y paisajística, agricultura más ecológica, y la agricultura urbana.
Y todo ello incorporando la perspectiva de justicia climática.
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La pérdida de biodiversidad
Barcelona tiene que proteger y renaturalizar el medio terrestre, fluvial y marino costero para hacer frente a la pérdida de biodiversidad. Hay que restaurar los ecosistemas y aumentar la fauna y flora de la ciudad con especies adecuadas para nuestro régimen hídrico, mejorar la ratio de superficie de verde por habitante y maximizar los servicios socio-ambientales.
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La salud planetaria y de las personas
La salud humana está directamente relacionada con la del planeta que habitamos. Nuestros hábitos tienen consecuencias directas en el estado del medio natural, en la calidad del aire que respiramos o en el cambio climático y el aumento de temperaturas, entre otros aspectos. A su vez, la situación del planeta influye en la salud de las personas, causa y agravia enfermedades e incide en las tasas de mortalidad. Hay que recuperar la conexión con la natura, promover la salud física y mental y buscar un bienestar integral tanto de manera individual como colectiva.
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El modelo alimentario
Barcelona tiene una soberanía alimentaria escasa y depende en buena parte de un sistema alimentario agroindustrial, intensivo y globalizado. En este contexto, nos encontramos que el 11,8% de los hogares de la ciudad sufren inseguridad alimentaria. Al mismo tiempo, la obesidad afecta de manera preocupante todas las franjas de edad, incluidas las infantiles (por ejemplo, llega al 10% en niños de 3 y 4 años). Por otro lado, el consumo medio de carne triplica la cantidad anual recomendable. Además, la producción ecológica en Cataluña continúa lejos de los objetivos europeos del 25% de superficie cultivada para el 2030. Todos estos aspectos afectan negativamente tanto la salud ambiental y de las personas como la economía local.
Es hora de repensar como nos alimentamos, con un abordaje transversal que promueva cadenas de suministro más cortas, justas y equilibradas, que priorice la proximidad, el comercio local, la restauración y el campesinado de nuestro territorio, así como la sostenibilidad ecológica de todo el sistema alimentario. Hay que garantizar el acceso a una alimentación saludable, especialmente para los colectivos en situación más vulnerable y la población joven.
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El modelo de producción y consumo
El modelo de producción y consumo global ha generado grandes transformaciones económicas y sociales que han comportado vulneraciones de derechos humanos, explotación laboral, conflictos eco-sociales y acentuación de los flujos migratorios. En el Estado español cada persona consume una media de 20 toneladas de materiales por año, de las cuales 13 son importadas. Además, este modelo aumenta la generación de residuos y dificulta la gestión.
Hay que promover la cultura de los límites, el consumo local y de proximidad, la prevención de residuos, la economía circular y las iniciativas de economía social y solidaria.
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El acceso a la vivienda
Acceder a la vivienda es uno de los retos sociales más importantes en la ciudad. El 16% de las familias dedican más del 40% de sus recursos a la vivienda y el 14% viven en situación de hacinamiento. Cada año se producen más de 2.100 desahucios y el sinhogarismo está en crecimiento. Hay que garantizar el acceso a una vivienda de calidad y digna, que se mantenga en condiciones sostenibles y saludables, especialmente para los colectivos en situación más vulnerable y la población joven.
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La movilidad segura, sostenible y saludable
A pesar de que los datos de eco-movilidad (transporte público, en bici o a pie) superan el 80% de los desplazamientos internos a Barcelona, el tráfico continúa siendo la fuente de donde provienen la mayor parte de los contaminantes atmosféricos, la contaminación acústica y más del 25% de las emisiones de gases con efecto invernadero.
Hay que seguir promoviendo la movilidad sostenible, con transporte público accesible en todos los aspectos, también económicamente, tanto en la ciudad de Barcelona como al conjunto del área metropolitana. Al mismo tiempo, hay que potenciar el modelo de ciudad de los 15 minutos, en que todos los servicios básicos (educación, trabajo, comercio, ocio, sanidad…) se encuentren como mucho en una distancia equivalente a este tiempo a pie o en bicicleta. Y hace falta también una tarea pedagógica que facilite la convivencia y el respeto entre las personas usuarias de las varias opciones de movilidad.
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El modelo energético
Solo un 9,6% de la energía consumida en Barcelona proviene de fuentes renovables. Por otro lado, el 22,7% de la población de Barcelona sufre pobreza energética. Y el consumo energético de la gran mayoría de edificios es muy elevado.
Es imprescindible acelerar la transición hacia un modelo de ahorro y reducción de consumo energético, con más eficiencia y que maximice la generación renovable y local. También hay que fomentar los criterios bioclimáticos en la edificación y la rehabilitación de los edificios y dar prioridad a la generación renovable y local, el autoconsumo y la creación de comunidades energéticas. Al mismo tiempo, es imprescindible garantizar el acceso a la energía de origen renovable en la población en situación de vulnerabilidad
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La gestión del agua
En los últimos años se ha reducido considerablemente el consumo de agua potable doméstica en Barcelona, que ahora es inferior a los 100 l/hab/día. Pero continúa habiendo margen de mejora en todos los ámbitos, especialmente en situaciones de sequía, y sobre todo en la gestión y optimización de los recursos hídricos alternativos (agua regenerada, agua freática, aguas grises, aguas pluviales) para los usos que no requieren agua potable.
Hay que encontrar el equilibrio de responsabilidades entre los diferentes agentes y avanzar hacia un consumo viable que garantice el aprovechamiento eficiente del agua y a la vez el riego necesario para el mantenimiento del verde de la Ciudad.
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El modelo cultural y educativo
Todas nuestras decisiones y acciones tienen repercusiones a escala global, por eso el papel activo de la ciudadanía en este proceso es esencial.
Hay que producir e intercambiar conocimientos, promover cambios de valores, de actitudes y de hábitos, fomentar buenas prácticas y crear contextos de cambio en el modelo de consumo que ayuden a incorporar la cultura de los límites planetarios. Se tiene que explicar a todo tipo de públicos que es posible consumir menos y vivir mejor, que es posible vivir bien sin echar a perder el planeta, con una calidad de vida y unos niveles de felicidad y bienestar iguales o mejores que los actuales.
En este proceso es imprescindible la participación y colaboración de todo tipo de entidades y organizaciones sociales, con un papel especialmente relevante de la comunidad educativa y la red de equipamientos socioculturales como agentes multiplicadores del mensaje de la sostenibilidad.
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